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Monteverde es el primer punto del itinerario. Las familias caminan por senderos suspendidos entre la niebla, buscan ranas de colores y escuchan historias sobre cómo los bosques nublados regulan el clima del planeta. En sus reservas privadas es fácil ver monos, tucanes y otros animales en salidas interpretativas guiadas. Las noches pueden incluir caminatas con linterna para ver criaturas nocturnas o talleres de fotografía natural.
Después, la zona de La Fortuna y el Volcán Arenal ofrece la mezcla perfecta entre adrenalina y relajación. Padres e hijos pueden compartir experiencias como descensos en tirolesas, rafting en ríos de baja dificultad o baños en aguas termales rodeadas de naturaleza. Las visitas a centros de conservación o a fincas educativas permiten que la diversión tenga también un componente de aprendizaje activo.
Para cerrar, las playas del Pacífico reciben con su estilo relajado. En el Parque Nacional Manuel Antonio, se puede caminar hasta calas de arena blanca, ver monos cariblancos saltar entre los árboles o hacer snorkel en aguas tranquilas. Los pueblos cercanos ofrecen talleres de arte con comunidades locales, clases de cocina y actividades culturales pensadas también para niños.
Cada momento del viaje se convierte en una historia que los más pequeños recordarán por mucho tiempo.
Hay lugares que parecen esperarte. Esta sección revela destinos que capturan miradas, invitan a la pausa y despiertan algo profundo. Naturaleza, cultura o magia pura: aquí presentamos experiencias que marcan, rincones únicos que cada semana nos recuerdan por qué vale la pena explorar el mundo con el corazón abierto.
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