Laponia es ese lugar que aparece en los cuentos y queda en la memoria de quienes lo viven juntos. Desde el primer paso sobre la nieve, el viaje toma otro ritmo: el de la sorpresa compartida. En Rovaniemi, la puerta de entrada al círculo polar, la familia se convierte en parte de un escenario que parece pensado para celebrar la unión. Aquí los días tienen aroma a canela, cielo claro y promesa de momentos únicos.

Las actividades están diseñadas para crear vínculos: un paseo en trineo tirado por huskies o renos, la emoción de conducir una moto de nieve entre bosques nevados, o simplemente lanzarse en trineo por las colinas cercanas. En el Santa Claus Village, cada detalle cuenta una historia: los talleres de los elfos, la oficina postal donde llegan cartas de todo el mundo, la ceremonia de cruzar el círculo polar. Santa Park ofrece un recorrido más teatral e inmersivo, con espectáculos, clases de galletas y el tren mágico subterráneo, donde grandes y chicos se sumergen en un mundo navideño cuidadosamente ambientado.

Las noches también tienen su encanto. Desde cabañas de madera o iglús con techos de cristal, se contempla el cielo ártico esperando la danza de la aurora. La experiencia se completa con visitas a granjas locales, donde se conoce la cultura sami, y al Parque Ranua, hogar de osos polares, linces y zorros árticos. Cada encuentro es una oportunidad para que los más pequeños aprendan y los adultos redescubran la maravilla de mirar con otros ojos.

Un viaje pensado para reconectar y sentir el poder de la imaginación.